Después de secarse, la carpeta debe lavarse y enjuagada en agua clara. En el proceso, la carpeta se empapa con agua, la cual se debe extraer suave y económicamente. Para hacerlo, la carpeta se pasa por un rodillo de succión con una ranura de succión ajustable. Una bomba de vacío NASH conectada a este rodillo de succión saca aire a través de la ranura, extrayendo así aproximadamente el 80 % del agua restante en la alfombra. El flujo constante de aire garantiza un tratamiento suave del material. El flujo continuo de agua se remueve fácilmente y, posteriormente, se elimina con junto con el líquido de funcionamiento.